Almería está llena de historia por donde la mires y un protagonista importante de su historia lleva el nombre del pirata Maimono. La ciudad de Al-Mariya en el siglo XVII, ya era una ciudad esplendorosa y era la capital de Al-Andalus.
Con una importante actividad artesanal y comercial que impulsaba su vertiginoso desarrollo, se constituía como una importante potencia de la península ibérica. Pero su ascenso se vio frenado y truncado con la llegada del pirata Maimono a sus costas, quien era el pirata más temido y odiado de todo el mar Mediterráneo.
Esta es su historia, y para los habitantes de Almería, es una historia que hubieran deseado jamás tener que contar. A su llegada, Al-Mariya era una ciudad radiante y fulgurante, pero que al formarse la cruzada cristiana que lo combatiría, se vino en un rápido declive.
El pirata Maimono fue el tío de un alto oficial de la flota almorávide almeriense, entre los dos se habían hecho dueños de la mayoría de las rutas del Mediterráneo. El esplendor comercial de Al-Mariya se debía en gran medida a que La Ruta de la Seda, la cual pasaba por Pechina y salía hacia oriente por el puerto de Mahmala.
Este puerto se presume que hoy en día posiblemente hubiera estado en la Cala de los Genoveses o si no en la desembocadura de la Rambla Morales.
En aquella época, en el puerto de Mahmala existía un alto comercio de la seda y otros productos, que para el momento eran muy valiosos. En Al-Mariya se podían contar cerca de 900 telares y a todo Oriente se extendió la fama de sus hermosas artesanías. A su puerto también llegaban productos de Egipto, Alejandría, Siria y el Norte de África.
Era común ver llegar oro, azafrán, marfil y muchas otras cosas más, era uno de los puertos más prósperos de la región.
Todo cayó en un saco roto a la llegada del pirata Maimono
La llegada del pirata Maimono a Al-Mariya, marcó el inicio de su declive. En el Mediterráneo, la sola pronunciación de su nombre era señal de terror. Llegaba de manera intempestiva, saqueaba y asesinaba a todo el que se pusiera en su camino. Así atacó regiones como Constantinopla, Génova y Sicilia, al igual que lo hizo en Galicia y Portugal.
Sus ataques provocaron que el comercio se destruyera y las regiones se vieran sumergidas en un baño de sangre, con sus tierras devastadas. La población cristiana se sintió acorralada y estaban cansados de las atrocidades que cometía el pirata Maimono y se unieron para eliminarlo.
Fueron muchos los reinos que se unieron para lograr este objetivo, creando una gran alianza, que tenía como propósito erradicar la presencia del pirata Maimono del Mediterráneo. El pirata Maimono, era considerado la encarnación del mal y él y todos los que lo acompañaban tenían que morir.
A esta cruzada se unieron, entre otros, Alfonso VII de Castilla, Ramón Berenguel IV de Barcelona, el Ducado de Montpellier, García Ramírez de Navarra, el Ducado de Faix, entre otros pisanos y genoveses.
El ataque definitivo de octubre de 1147
La cruzada que se formó a principios de año 1147 ejecutó su ataque definitivo en octubre de ese año. Pisanos y Genoveses comenzaron las acciones y levantaron campamentos en la Ensenada de los Genoveses, Cabo de Gata, San José y Mosul. Después se unieron los castellanos, así como los catalanes.
Lucharon con ímpetu y con gran fuerza, pero ese día el pirata Maimono no cayó, pero Al-Mariya si lo hizo y siendo Maimono su dueño, se apoderó de la ruta de la seda y de todo su comercio. Como era de esperarse, todo fue arrasado, todo se paralizó y lo que antes era próspero se había convertido en ruinas y los habitantes se convirtieron en esclavos.
En el año 1157, después de 10 años, la ciudad fue reconquistada por los árabes, pero jamás Al-Mariya volvió a ser la misma. Sus habitantes jamás fueron los mismos y su política depredadora hizo que nunca más se recuperara el desarrollo y esplendor que lucía antes de la llegada del Pirata Maimono.
Con una actividad comercial y artesanal destruida, todo se le había hecho más difícil.
Puede que te interese leer sobre la Ruta de los Piratas en Cabo de Gata.
