Probablemente no exista tradición más almeriense que comer migas los días de lluvia, siendo éste uno de los platos más típicos de la provincia.
Solo con ver el cielo nublado, un almeriense de pura cepa se frota las manos y piensa “¡hoy migas!”. Lo que quizá no sabes es de dónde viene la tradición de comer migas en días lluviosos y a quién se le ocurrió tan fantástica idea.
No te preocupes, en este artículo te desvelamos por qué en Almería comemos migas cuando llueve y por qué es uno de los rituales almerienses más clásicos.
Migas los días de lluvia, ¿cuál es el origen de esta tradición?
En Almería nos creemos muy exclusivos con nuestras migas, normalmente acompañada de carnes (como chorizo, morcilla) y pimientos fritos. Y ajo: un ingrediente indispensable.
La realidad es que este plato local también es habitual en otros lugares del mundo. Yo, que soy muy viajera, también he comido migas típicas en Extremadura, Murcia e incluso en Portugal.
Sin embargo, lo que hacen especiales a las migas de Almería es el ritual de comerlas en los días de lluvia. Y el origen de esta tradición es de lo más curioso.
Hay muchas teorías alrededor de cómo surgió esta costumbre gastronómica-climatológica, y realmente aún no está del todo claro cuál es la más acertada.
Hay algo que debemos tener muy en cuenta: todas las tradiciones y rituales regionales nacen de situaciones de pobreza. Por eso no encontrarás una auténtica costumbre local que consista en comprarse un lamborghini todos los martes.
En ocasiones se ha señalado el origen de las migas como parte de la gastronomía andalusí. Tras la expulsión de los moriscos, los Reyes Católicos prohibieron sus tradiciones, y las migas podrían haber sido una forma encubierta de disfrutar del cuscús.
Por otro lado, la leyenda cuenta que los cristianos comenzaron a incorporar a las migas productos porcinos para marcar distancias con los árabes. Según esta historia, la intención era acentuar las diferencias culturales.
En la actualidad, la historia más extendida sobre comer migas los días de lluvia se sitúa en la posguerra de los años 40, momento histórico que afectó de gravedad a la población española y por supuesto a la población de Almería.
Las migas en días lluviosos, una tradición de la Almería rural
Originalmente, las migas eran un plato asociado a la vida rural. Nacieron en tiempos difíciles donde no siempre había algo que llevarse a la boca, especialmente en las zonas más aisladas de la provincia.
No es ningún secreto que la mayor parte del año en Almería predomina el sol, y los pueblos en el siglo pasado no contaban con infraestructuras seguras para desplazarse los días de lluvia como ahora.
Además, debido a los estragos que la situación política causó en la provincia y especialmente aquellas zonas más aisladas de la ciudad, muchas familias se alimentaban simplemente de harina o, en el mejor de los casos, de pan duro.
En algunos pueblos los vecinos sí podían permitirse tener su propia huerta, así como mantener carne refrigerada durante una temporada, sacada de la matanza popular. Es otra de las razones de que las migas se acompañen habitualmente de estos ingredientes.
La lluvia en Almería no es un fenómeno meteorológico habitual y el agua es esencial para el mantenimiento del cultivo. En aquellos tiempos donde predominaba la escasez, los días de lluvia eran toda una celebración.
Para festejar las precipitaciones que ayudarían a mantener durante otra temporada el cuidado de la cosecha, y dado que pasar el día en la calle no era una opción, nació la tradición donde las familias se reunían para preparar migas alrededor de la chimenea, acompañando el plato con carne y verduras.
Esta deliciosa costumbre se ha ido extendiendo cada vez más, y en la actualidad tanto en casas de familias como en bares de tapas podemos degustar nuestras tradicionales migas almerienses en los días que se asoman nublados.
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